domingo, 5 de octubre de 2008

INTRODUCCIÓN



En tiempos recientes la angustia ha sido el ánimo dominante de ciertas corrientes filosóficas, principalmente del existencialismo. Esta, sin embargo, no debe confundirse con el temor ni con la desesperación, pues se la comprende, incluso como una especie de serenidad por su carácter reflexivo y duradero.

Preguntémonos a modo de ejemplos algo que quizás ya nos hemos preguntado: ¿los animales piensan? Una respuesta inteligente es responder que sí. Tú y yo somos animales, y ambos, al menos eso creemos, pensamos. Pere es evidente que eso no es lo que estamos preguntando. Lo que nos inquieta es un misterio: parece un hecho que muchos animales no humanos se comunican entre sí y, cuando observamos un perro, nos da la sensación de que entiende. Parece como si los animales “pensaran” Pero, ¿cómo saberlo?

Estas dudas nos conducen a otras que producen una especie de espasmo intelectual: ¿Qué es pensar? ¿Qué es ser consiente? ¿Qué es ser persona? Tales preguntas resultan extrañas, ya que no nos la hacemos todos los días y producen desconcierto porque no sabemos cómo abordarlas.

En algunos momentos de nuestra vida todos experimentados “inquietudes Filosóficas”.
Generalmente las pasamos por alto. Sin embargo, por más rutinaria y aburrida sea nuestra vida, nuestra capacidad de asombro nunca muere. Nuestro apetito intelectual, anímico y espiritual está presente y de algún modo buscamos la manera de satisfacerlo.
Todo aquello que nos sorprende profundamente y en ocasiones nos preocupa, nos invita a investigar. Pero también es cierto que podemos ser sensibles ante las cosas sencillas, comunes u obvias. No tiene que ocurrirnos algo grave ni tenemos que asistir a un espectáculo asombroso para que se despierte nuestra admiración, para que surjan entre nosotros preguntas que nos dejen perplejos. Es evidente que somos seres curiosos y que en la actividad filosófica hay mucho de curiosidad. “Todos los seres humanos, por naturaleza, desean saber”, decía el Filósofo griego Aristóteles.

Pero no basta con ser curiosos para hacer Filosofía, cuando nos inquietamos por lo que vivimos y pensamos, podemos afirmar que hemos comenzado a andar el camino de la Filosofía. Sin embargo, la curiosidad por sí misma no es suficiente para justificar la actividad filosófica, es decir, la Filosofía no se practica únicamente por curiosidad. Se hace Filosofía no sólo por simple curiosidad sino por la necesidad de hallar:


  • Un modo adecuado de afrontar las inquietudes que nos asombran

  • Una madera de enfrentar la perplejidad propia de los seres humanos

Imagen tomada de: http://edu.jccm.es/ies/garcilasodelavega/index.php?option=com_content&task=view&id=87&Itemid=110

¿Por qué es importante la Filosofía en la construcción del conocimiento, de cualquier ciencia o disciplina? Conteste esta pregunta en un párrafo de 10 renglones, en el vínculo comentarios de está entrada.

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